Situación crítica. El sector oleícola ha emprendido una auténtica huida hacia delante, dando salida a grandes partidas de aceite a precios ruinosos. Los números provisionales que maneja la Agencia para el Aceite de Oliva, todavía no publicados, revelan que en el primer trimestre las fábricas han facturado 285.000 toneladas de aceite de oliva, todo por debajo de coste, lo que supone incluso un 2,8 por ciento más que en el mismo período -noviembre, diciembre y enero- de la campaña anterior, cuando igualmente asistimos a una especie de 'suicidio colectivo' con 277.700 toneladas puestas en circulación. ¿Qué está pasando? Pues fundamentalmente dos cosas. Primera y principal, que las tarifas las imponen los grandes compradores y nadie les rechista. Y segunda, que se da la callada por respuesta porque las cooperativas necesitan solvencia de forma imperiosa y las entidades financieras, que hace un par de años concedían anticipos con relativa facilidad, ahora tienen el grifo cerrado o medio abierto. Es decir, o no dan nada, o conceden la mitad de lo que les solicitan, o lo poco que prestan lo hacen a unos intereses que en muchos casos son inasumibles. Así que... alfombra roja y sonido de fanfarrias para todo el que entre por la puerta, no vaya a ser que el cliente se vaya a otro sitio donde los traten 'con más cariño'. Esto es lo que las organizaciones agrarias han denominado 'abuso de la posición dominante'.
Da la sensación de que todo se vuelve en contra por momentos. Uno de los pocos factores que podrían influir positivamente en que las cotizaciones mejoraran era una importante reducción de las cifras de producción como consecuencia de unas condiciones climáticas totalmente adversas. Ya se sabe aquello de que cuando baja la oferta y crece la demanda -que es supuestamente lo que estaría sucediendo en estos instantes- el valor de los productos se incrementa. Pues bien, parece ser que el teórico desaguisado provocado por los temporales no está teniendo las magnitudes catastróficas que anunciaban algunos. La propia Agencia para el Aceite dice que en lo que llevamos de recolección -sin las últimas dos semanas- se ha molturado 849.000 toneladas en toda España, un 17 por ciento más que un año atrás. Esto significa que si diéramos por válido ese descenso de cosecha del 30 por ciento respecto a los aforos iniciales, que eran de 1.250.000 toneladas, en febrero y marzo tan sólo se tendría que recoger la minucia de 26.000 toneladas para 'clavar' las 875.000 toneladas que resultarían tras aplicar esa corrección a la baja del 30 por ciento. O alguien se ha equivocado al hacer las cuentas o las matemáticas fallan. 'Blanco es y la gallina lo pone'.
Esta realidad -se trata resultados oficiales aunque no definitivos- relativiza en gran medida cualquier estimación que se haga respecto a los daños que esté generando este nuevo episodio de precipitaciones fuertes y prolongadas. Los tajos llevan paralizados desde la pasada semana y así continuarán, al menos, hasta principios de marzo. El portal Weather.com vaticina chubascos casi ininterrumpidos hasta el 26, con una tregua el 20 y otra el 24. O sea, que en el mejor de los escenarios, habría que aguardar hasta el 1 para que el terreno se secara y se pudiera entrar en las plantaciones más encharcadas, normalmente las de campiña, y más peligrosas, las que tienen las pendientes más pronunciadas. Así lo entiende el jefe de los Servicios Técnicos de COAG-Jaén, Juan Luis Ávila, quien considera que «las abundantes lluvias, unido a otros factores como el viento y los fríos, dificultarían la recuperación de buena parte del 30 por ciento del fruto pendiente de recolectar, habida cuenta de que una proporción relevante ya se encuentra en el suelo».
Lo que más duele
Pero volvamos al tema que realmente duele, el económico. José Gilabert, presidente de Interóleo Picual, la plataforma de graneles 'made in Jaén', considera que el auténtico problema de fondo es la extrema dispersión de los productores y la imposibilidad de llevar a cabo estrategias comunes. «Tal y como están las cosas -dice Gilabert- el aceite tendría que experimentar una subida razonable, pero no lo hace porque la gran distribución es quien marca la pauta». «A ello habría que agregar otras circunstancias que están influyendo de forma negativa en estos momentos, como la limitación de la capacidad de almacenaje o la necesidad de liquidez», apunta José Gilabert, quien afirma que «Interóleo siempre ha estado en el mercado, aunque ha vendido poco». Respecto a las decisiones comerciales de Interóleo, Gilabert aclara que el diálogo es continuo y que la forma de proceder de la empresa viene determinado por la junta general, que se celebra una vez al mes, por el consejo de administración, que se convoca cada quince días, y por el comité ejecutivo, que se reúne con periodicidad semanal.
Banesto: Tenemos lo que todos quieren: Nuestro Depósito Selección
Fuente:Ideal Jaén
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