ESTA SEMANA
APROXIMÁNDONOS A JABALQUINTO
Como ocurre con otros pueblos de la geografía provincial, Jabalquinto, aunque muy bien comunicado, lo podemos considerar como una población marginada al estar emplazada en un cerro distante tres kilómetros del tráfico rodado. Por tanto para adentrarse en su casco urbano hay que hacerlo de forma intencionada, recorriendo esos tres kilómetros de ascenso al cerro en que se encuentra ubicado.
Con el objetivo de dar a conocer los encantos de esta población que con fecha 5-X-2010 contaba con 2364 habitantes, es por lo que nace esta nueva sección que esperamos haga que muchos viajeros que hasta ahora han pasado de largo o solamente se han adentrado en el núcleo urbano en fiestas o por motivo de trabajo, lo hagan de forma intencionada y al menos le dediquen una visita pausada.
Una vez situados en el cruce de Jabalquinto, al que se puede llegar o bien desde Linares o desde la autovía de Granada, iniciamos el ascenso paulatino, inmersos en un gran y estático mar de olivares, entre tonalidades verdes y plateadas, hasta recorrer ese trayecto que nos sitúa en el cerro donde se desparraman calles, viviendas y monumentos artísticos a los que nos iremos acercando de forma pausada y atenta en próximas semanas.
Esta situación en la cima de un cerro nos hace pensar que su origen obedece a un doble fin. Por un lado, el de protegerse de las crecidas del Gadalquivir y por otro el de mantener una situación estratégica frente a los ataques del enemigo. Posición elevada con relación al medio circundante y que ha hecho famoso el dicho popular: “Andar, andar y Jabalquinto a la par”; ya que tanto se ve desde lejos que parecía a los caminantes que nunca lo rebasaban y a los automovilistas por muchos kilómetros que recorrieran siempre lo divisaban. Se divisa desde todas las vegas del Guadalbullón, entre Jaén y Mengíbar, y desde la autovía siguiendo en dirección a Bailén. También en todo el recorrido ferroviario entre nuestra capital y la Estación de Espeluy, y vuelve a aparecer en el tramo Espeluy a Linares – Baeza.
Esta visión lejana en lo alto del cerro desde tan diversos y distantes lugares, con la sensación de llevarlo siempre al lado, llamó la atención a Antonio Oliver Balmás (profesor y poeta que durante los años de la guerra civil visitó nuestra provincia, junto con su esposa Carmen Conde Abellán, poeta, narradora y primera mujer en la Academia Española) quien le dedicó el siguiente poema compuesto de tres cuartetas:
“Andar, andar…
y Jabalquinto a la par”
Para todo ser pensante
guardo un problema sucinto:
¿Quién andaba, Jabalquinto
o el alma del caminante?
Esta pregunta cortante
encierra un gran laberinto.
El que llegue a su recinto
acabará delirante.
En verdad, lo interesante
era, en la tarde corinto,
la perspectiva gigante
del pueblo sobre su plinto.
Olayo Alguacil González
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