Aquí os dejo fotos y informción de la visita de los alumnos/as IES. "Mateo Francisco de Rivas" de Jabalquinto que el pasado 20 de octubre visitaron Hornos de Segura.
VISITA A HORNOS DE SEGURA
CAMPAÑA : “ESCUELA Y PATRIMONIO”. Octubre 2010
Un autobús puesto a nuestra disposición por el Gabinete Pedagógico de Bellas Artes, dentro de la Campaña: “Escuela y Patrimonio”, nos recogía el 20 de octubre a las nueve de la mañana en la estación de autobuses de Jabalquinto, para emprender el rumbo a la localidad de Hornos de Segura.
Ya inmersos en la Comarca de El Condado, antes de la llegada a Santisteban del Puerto, se hacía la primera parada para visitar la zona recreativa, surgida en torno a las huellas de dinosaurios que aparecieron junto a la carretera.
Tras este breve contacto con la reproducción de aquellos gigantescos animales a tamaño natural, continuamos hasta el pueblo más joven de la provincia, Arroyo del Ojanco, para ya Inmersos en la sierra más extensa del Parque Natural de Cazorla Segura y Las Villas, contemplando sus esplendidos paisajes,llegar al núcleo de población de Cortijos Nuevos desde donde ya se divisa la enorme mole pétrea sobre la que se emplaza la pequeña localidad de la Sierra de Segura, objeto de nuestra visita.
Vista parcial de Hornos de Segura
Una vez alcanzada la cima del gran peñasco en el que esta situado el núcleo urbano de esta pequeña villa; cuyo título obtuviera por privilegio otorgado por Fernando III en la primera mitad del siglo XIII, nos disponemos a recorrer su trazado antiguo y sus típicas callejas. No sin antes tener un pequeño descanso para reponer fuerzas en el Bar Restaurante: “El Cruce”; cuyo propietario, David, nos sirvió buenas tostadas y exquisitos bocadillos.
Rica y variada gastronomía en este Bar Restaurante de Hornos de Segura
Primera parada la hacemos en un antiguo lavadero de los que abundan por núcleos habitados de la sierra de Segura. Lugar al que, en ausencia de agua corriente en las viviendas, acudían las mujeres para el lavado de la ropa y que como centro de encuentro jugaba un importante papel social en el que risas, chismes y cantos aliviaban la dureza de las condiciones de vida. Es fácil imaginar la función socializadora del lugar, donde la obligada cita propiciaba la charla, el cambio de impresiones y la revelación de las últimas noticias.
Antiguo lavadero
Por un trazado empinado y en cuesta alcanzamos la Puerta de La Villa. Puerta a codo para evitar la entrada de posibles enemigos, excavada en la roca y empotrada en una torre fuerte que nos introduce en el casco antiguo de este pequeño pueblo de la comarca de la Sierra de Segura que conserva un rico patrimonio histórico y etnológico; cuya totalidad del núcleo urbano conservado en el interior del recinto amurallado fue declarado Conjunto Histótico por Decreto 82/1985, de 17 de abril.
Tras el paso por la Puerta de la Villa y recordando que el nombre de esta localidad procede del árabe “Fornus” en referencia a los hornos existentes y que en el siglo XIX se le añadió “de Segura”, Iniciamos el ascenso hasta la cima rematada por el castillo medieval constituido por un recinto amurallado reforzado por tres torres que encierran, en la parte más elevada, la torre del homenaje con dos salas abovedas en su interior.Testigo silencioso de tantos y tantos acontecimientos históricos acaecidos por estos lugares, que sirvió de resguardo de la población y para recoger los avisos que desde el Valle del Guadalquivir transmitían las torres de Bujaraiza y Bujarcaíz.
Lugar en obras en el que estará ubicado un taller permanente de astronomía; ya que en palabras de don Guillermo Páramo, director del Parque de las Ciencias de Granada, es el enclave idóneo debido a su altitud, limpieza del cielo, la escasa densidad de población en los alrededores y su excelente visibilidad cenital.
Fortaleza en torno a la que se ha articulado este pequeño pueblo que conserva un rico patrimonio histórico y etnológico. Espinadas y enriscadas calles a los pies de la fortaleza en las que vivieron los romanos, luego los moros y ahora algunos vecinos, entre los que se encuentran los gitanos de Pontes; cuya presencia nos traslada a otra época de penurias y pésimas condiciones de vida. Encontramos a Marina, una de los nueve hijos de “Carlillos”. Familia gitana de Pontones. Pobres de solemnidad que hasta hace cuarenta años utilizaban las tinadas donde encerrar las ovejas y cuevas naturales como vivienda en ausencia del ganado. Sin vivienda, sin trabajo y sin comida, sobrevivían gracias a los alimentos que recorriendo todas las
casas, día tras día, recogían y a los trabajos de mimbre que, aprovechando la abundancia de mimbreras de la zona, de puerta en puerta canjeaban por panes, patatas y otros alimentos. Hoy, cuando ya han pasado bastantes años, aún hay en cualquier casa gran cantidad de estos objetos: cestas, canastos, canastas, triperos,tabaques,… Unos con mimbre pelado de color blanco, a veces decorado con tinta roja o azul, otros con el mimbre natural, con su color característico.
Objetos de mimbre adquiridos por mi madre a los padres de Marina que aún conservo en mi casa de Pontones.
Obtención de alimentos con estos objetos que al no ser suficiente iban pidiendo limosna de puerta en puerta con una lata y una cesta donde echaban lo que les iban dando: un pedazo de pan, aceite, pringue,alguna patata, garbanzos, sobras de comida,…
Pedían con resignación, pronunciando las siguientes palabras: “Una limosna, por Dios, que Dios se lo pagará”. Cuando recibían la limosna se despedían: “Dios se lo pague a usted y le dé mucha salud”.
Tinadas de Pontones para encerrar ovejas. También utilizadas como vivienda por estas familias de gitanos.
Descendemos hasta la plaza de la Rueda.Lugar en el se ubica la iglesia parroquial. Templo bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, levantado en la primera mitad del siglo XVI en el que se observa desde el exterior, además de su torre cuadrangular, maciza, de sillería, con cuatro huecos de campanas y coronada con crestería gótica, una sencilla y deteriorada
portada de dos cuerpos. El superior con hornacina, y el inferior, en torno al arco de medio punto, con arquivolta adornada con doce caras de ángeles o virtudes, y en las enjutas medallones con bustos de santa Catalina de Siena y santo Domingo.
En el interior, su única nave con capillas, dividida en tres tramos cuadrados cubiertos con bóvedas góticas y separados por arcos fajones apuntados en semicolumnas. También el retablo renacentista del que solo se conserva un armazón de madera pintada y su estructura en tres calles, dos pisos y un ático con una inscripción alusiva a la fecha de 1589.
Dada por finalizada la visita a este bien cultural y recordando que esta pequeña población ha resistido a desaparecer en varias ocasiones: en el siglo XV por epidemia y guerra ; tres siglos después por el intento de eliminarlo y trasladarlo a donde hoy se emplazan las aldeas del Ojuelo y del Robledo e incluso, a mediados del siglo pasado en que se quiso construir una población que, con el nombre de Segura del Valle, la reuniera con Segura de la Sierra, y desde la plaza accedimos al mirador de El Aguilón, volado sobre el roqueado y desde donde se divisa uno de los paisajes más sublimes y seductores:
Vistas de impresionante belleza con el agua remansada en el profundo valle de pinares que forman una de las “colas” del Pantano del Tranco, el padre de todos los embalses provinciales con una capacidad de 500 millones de metros cúbicos.
Una masa forestal integrada principalmente por pino negral o resinoso y, al pie de los mismos, extensos olivares, parte de ellos poco productivos por lo pendiente del terreno, que se entremezclan con pequeñas cortijadas, unas visibles y otras ocultas tras los obstáculos naturales: Tovar y Majal al frente; Guadabrás y Cañada Morales a la izquierda , no visibles aunque sí la carretera que conduce a ellas. Carrascal y la Platera a la izquierda y en la misma dirección, aunque más oculto: Hornos el Viejo y el cortijo hundido de las Salinas que abastecían a toda la zona.
Pequeños huertos y árboles característicos de las ocupaciones humanas,principalmente chopos, que conforman pequeñas vegas cercanas a los cursos de agua.
El valle del Guadalquivir a lo largo de casi todo el Parque, así como la lámina de agua del Embalse de El tranco, que se nutre esencialmente de las aguas del Guadalquivir, y que se extiende, en épocas de abundantes lluvias, hasta las faldas del monte donde se sitúa el pueblo de Hornos a los pies de este balcón volado.
Abandonamos esta pequeña plaza en la que cada año tienen lugar los festejos taurinos de a mediados de agosto, para continuar por su típico trazado hasta la Puerta Nueva desde la que otro mirador nos permitirán seguir contemplando los impresionantes paisajes de belleza y alcance a los que se añade la nueva y recién inaugurada Variante de la Ballestera que comunica esta localidad con Pontones.
Por la variante de la Ballestera, dirección a Pontones, en la que la adaptación al medio circundante se ha cuidado con especial esmero como lo atestiguan los quitamiedos de madera, acondicionamiento de parajes de forma ecológica, paneles de cerámica, bancos papeleras y numerosos miradores, nos dirigimos por una acera con baranda de madera en consonancia con el entorno hasta uno de estos balcones naturales: elmirador “Los Vallejos”.
Lugar que alcanzamos, tras 500 metros de recorrido, y desde el que podemos continuar contemplando espléndidos paisajes:
La enorme mole pétrea de tajos verticales sobre la que se emplazan las viviendas de la localidad de origen, de donde destacan la torre de la Iglesia y el Castillo, con el que se corona el gran escarpe rocoso,que sirvió de resguardo de la población y para recoger los avisos que desde el Valle del Guadalquivir transmitían las torres de Bujaraiza y Bujarcaíz.
Vistas de impresionante belleza con el agua remansada en el valle de pinares que forma una de las colas del pantano de El Tranco.
Núcleos de cortijos aislados como muestra de la estrategia tradicional de subsistencia de estas zonas serranas, con sus pequeños huertos sistemas de regadíos, chopos, árboles frutales,…
Restos de antiguas salinas de las que aún se resisten a desaparecer la balsa, eras y cortijo de vivienda y almacenamiento de sal.
Desde este mirador, frente al cementerio, iniciamos el camino de regreso hasta la localidad de partida.Tras una hora para la comida y el descanso, iniciamos el camino de regreso con la satisfacción de haber visitado uno de los pueblos más encantadores del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas al que aporta todo su territorio con una extensión de 118,4 kilómetros cuadrados en los que arte, historia y naturaleza se funden.
Recorridos los primeros 600 metros de iniciado el regreso llegamos a una pronunciada curva en la que se nos brindan varias posibilidades a tener en cuenta en una próxima visita: Contemplar una nueva panorámica desde el mirador “Collado del Serval”. Alcanzar el curso del río Hornos con piscina natural o continuar por camino asfaltado hasta la zona recreativa, denominada “Alcoba Vieja”.
Olayo Alguacil González. Profesor Ciencias Sociales
Bibliografía utilizada: “Desde Pontones a Pinar Negro, paso a paso”; “Rincones Serranos”, “En busca del pino Galapán” y “Arquitectura tradicional serrana” de Olayo Alguacil González. FOTOS de la visita de Gregorio Alirangues Paredes, Milagros Rodríguez y Olayo Alguacil.
Le recordamos que para ampliar las fotos deben pinchar en ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario