Más de 65.000 jienenses son temporeros, una vida dura y sacrificada que ni tan siquiera garantiza una jubilación digna.
¿Cuantos Jabalquinteños y Jabalquinteñas se encuentra en esta situación?
Aunque las cifras de la macroeconomía dicen que no vivimos en la provincia más agrícola de España -gana Almería, cuyo agro aporta 1,33 puntos más al PIB que Jaén-, el peso social del campo en la generación de riqueza sí es el más importante. Nadie en España depende tanto de lo que dé la tierra como Jaén. El 43 por ciento de las familias ostentan, directa o indirectamente, la titularidad de alguna de las 108.000 explotaciones oleícolas censadas en el territorio. Pero más allá de este 'patronazgo' sobre el suelo, la impronta de los olivos también condiciona un mercado laboral donde la palabra clave para 65.247 almas es 'jornal'. En efecto, Jaén tiene el porcentaje de trabajadores agrarios más elevado de todo el país. El 27,5 por ciento de los 236.940 afiliados a la Seguridad Social forman parte de lo que se conoce como Régimen Especial Agraria (REA), un índice que en el caso de España no llega al 4,5 por ciento y en Andalucía sobrepasa por poco el 16,1 por ciento -que tampoco está nada mal-.
Lecturas
Esta situación, que por cierto no es algo casual, tiene muchas lecturas. Y una de ellas es que formar parte del REA significa una clara desventaja respecto al común de los mortales, los adscritos al Régimen General (RG). Se podría hablar claramente de 'currantes' de tercera división, un agravio comparativo que hunde sus raíces en tiempos de Franco y que ningún Gobierno se atreve a corregir. Y no será por promesas. El actual Ejecutivo, por ejemplo, se comprometió a que el problema acabaría de una vez por todas en enero de 2009. Hoy, 9 de diciembre, casi doce meses después de la fecha indicada, 'sin novedades en el frente'. Todo sigue igual. Los sindicatos ya han desarrollado unas cuantas movilizaciones. La más sonada, el encierro de 200 delegados de UGT y CC OO en la sede de la Seguridad Social de Jaén el pasado 27 de febrero.
¿Y por qué los 65.000 temporeros de Jaén se hallan un escalón por debajo? No hay más que echar un vistazo a la cuantía media de las prestaciones para comprobarlo. Frente a la paga de 893,4 euros que perciben los del RG, los otros se tienen que conformar con 563,2 euros. Estamos hablando de más de 330 euros de diferencia, todo un mundo si tenemos en cuenta que en muchos casos éste es el único ingreso que entra en la casa de 'los jubilados de la vara'. Tres cuartas de lo mismo sucede con el resto de pensiones: incapacidad, 867,9 euros los unos y 470,3 los otros (397,6 euros menos); viudedad, 585,4 euros los unos y 471,4 los otros (114 euros menos); y orfandad, 320,8 euros los unos y 312,2 los otros (8,6 euros menos).
Cotización
Esta importante brecha se debe fundamentalmente al método de cotización. Los del REA lo hacen todos los días del mes, acudan o no acudan al tajo, mientras que para los del RG sólo cuentan los laborables efectivos. A ello hay que sumar el hecho de que los primeros aportan el 11,5 por ciento sobre una base tarifada -e inamovible- de 804 euros mientras que los segundos hacen los cálculos sobre el salario real.
Pero los quebrantos no quedan ahí. Hay muchos más. Otro de ellos es que, a pesar de pagar religiosamente su 'sello' todos los meses, tan sólo pueden acceder a la baja si están dados de alta por una empresa. Esto es lo que dice teoría, ya que en la práctica nos encontramos con que la mayor parte de las tareas son eventuales, por lo que el grado de cobertura es ínfimo. Es decir, para estas personas el sistema sólo garantiza protección prácticamente en caso de accidente durante la campaña de la aceituna.
«No merece la pena»
Uno de los 65.247 jienenses que sufre en primera persona esta discriminación es Cristóbal León, un jornalero de Jódar que dentro de unas semanas, en enero, se retirará tras haber cumplido los 65 años. «Llevo en esto desde que tenía catorce años, un tiempo en el que he recogido de todo, fresas, tomates, manzanas, aceitunas... y ahí he estado, esforzándome a tope y haciendo lo mejor posible todas las tareas que me han encomendado mis jefes», explica Cristóbal. Ahora que se acerca el momento y que ya tiene una ligera idea del dinero que le va a quedar se muestra muy inquieto. «Es una injusticia -apunta- que yo tenga que tirar con tan sólo 500 euros, y no se valore todos los sacrificios que conlleva este oficio». «Da igual que haga frío, que haga calor, o que uno esté enfermo, aquí no se puede fallar salvo cuando llueve», apostilla.
Cristóbal no quiere que ninguno de sus cuatro hijos siga su camino. «No merece la pena para tan escasa recompensa», señala. «Yo les he aconsejado que se busquen otra cosa; aquí se gana poco», concluye.
Fuente : Ideal Jaen
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