
Las persecuciones espectaculares no son exclusivas de Estados Unidos. Tres jóvenes baezanos están heridos, uno de ellos grave, tras estrellarse el vehículo en el que huían de la Benemérita después de, supuestamente, robar el coche en Villargordo.
Una trepidante huida, de en torno a diciesiete kilómetros, concluyó bruscamente, poco antes de las ocho de la mañana de ayer, en la rotonda de acceso a Mengíbar, en la antigua N-323. Los ocupantes, vecinos de Baeza, eran dos varones y una fémina. Según confirma la Guardia Civil de Tráfico, el conductor, S. J. S. G., de veintidós años sufrió heridas leves, al igual que la mujer, M. M. C., de veintiuno. Peor suerte corrió D. M. M., de diecinueve. Fuentes sanitarias indican que los dos primeros recibieron el alta después de pasar por el Hospital Neurotraumatólogico de Jaén. El peor parado se permanecía, al cierre de esta edición, ingresado en Observación, con fractura de húmero.
Las lesiones se produjeron como consecuencia del fuerte impacto del turismo, un Renault Mégane. De acuerdo con la Policía Local mengibareña y el Instituto Armado, todo comenzó en Villargordo. Allí, supuestamente, primero sustrajeron el radiocasete de un automóvil y, después, robaron el coche en el que, finalmente, huyeron. Ante la comisión de los delitos, los agentes de la Guardia Civil se movilizaron y comenzaron una persecución. En un principio, los fugitivos dirigieron hacia la pedanía jiennense de Las Infantas. Desde allí, fueron por la antigua carretera nacional hacia el Norte.
Las personas consultadas indican que, en la glorieta de acceso al casco urbano de Mengíbar, los esperaba otra patrulla de la Benemérita. Todo indica, conforme a los testimonios recabados, que el turismo tomó la rotonda a gran velocidad. En esos momentos, la persona que estaba al volante perdió el control del medio de transporte que colisionó, de una forma muy aparatosa, contra el exterior de un negocio dedicado a la venta de muebles. El choque fue tal que destrozó parte de la cerca metálica y del muro. Finalmente, el turismo quedó inclinado. Aparte de los guardias civiles, en el lugar se personaron los medios sanitarios y la Policía.
La sorpresa entre los vecinos fue mayúscula. La impresión generalizada es que, de haber ocurrido a otra hora del día, ahora se hablaría de una desgracia, ya que la densidad de tráfico en este punto resulta muy elevada durante todo el año.
Fuente:DiarioJaén
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